Veneno

Y tomó otra, el líquido frío y amargamente dulce baja por mi garganta, quemándome.

¿La quinta, la sexta? No lo sé, y puede que tampoco me importe.

Porque, en realidad, es imposible que me importe si lo único que me importa sos vos.

Y son tres, quince, treinta las que tomé, mas tu imagen no desaparece, riéndose de mí con tus horribles hoyuelos y ojos espantosos, con esa sonrisa que detesto
y entonces me vuelvo a mentir, porque en realidad amo la simpleza de tu sonrisa y la calidez de tus ojos, con la debilidad que son tus hoyuelos.

El vaso se estrella, y alguien me saca de adentro, pero no me importa. Porque ahora todo es una mierda, incluso tu recuerdo.

Es una mierda por ser recuerdo, porque el recuerdo es algo que ya no existe, es algo que estuvo para vos y para mi y fue, simplemente fue.

No sé como camino, no sé como es que llego a golpear tu puerta.

Y cuando abrís (porque por suerte no estas con ese estúpido), cuando abrís me tiro a tus labios

y vos caes en los míos.

Termina la noche, y me voy. Y al otro día es lo mismo, porque ayer fue lo mismo y hoy lo es.

Porque el puto líquido va a seguir envenenándome, pero en realidad no funciona, porque la cerveza no es mi veneno.

Mi veneno sos vos.

Siempre fuiste vos.

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