A veces

A veces las horas saben a sal
y los días se alzan
como acantilados.

Mirando desde arriba
me dejo caer
al infinito.

A veces los sueños se visten de azul
y los deseos de rojo,
como el sudor del trabajo.

Colidan entre sí
y se aman
en tonos violáceos.

A veces me levanto al revés
y veo con las manos,
oyendo con mis ojos.

Me pierdo así
entre revoltijos
de emociones.

A veces me duermo entre un millón de piedras
y despierto rodeado
solo de una.

Tomo entonces la piedra
y la guardo
en el corazón.

Hoy el tiempo me supo a café
y los sueños se vistieron de verde,
para luego levantarme al derecho
rodeada solo de arena.

Hoy dejo que el viento escriba
estas palabras
antes de que me pierda.

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