iridiscentes tus ojos.
el tiempo me corta el cuello
y ya no se quién soy
o para qué soy
o por qué soy,
ni si soy.
las hojas se mueren y caen
en un vaivén de
tristes melodías
y ojos
cerrados.
escapan
despacio
los llantos
del silencio.
-que fría mañana-
que triste
noche.
sin saber que la
aterciopelada
poesía
te quiso
(tanto, tanto te quiso
como yo)
o eso creo
o eso creí.
la luz fuerte del sol
que cae
y atraviesa a los
párpados
de forma violenta, y
los desgarra
remarcando
el color en
las pupilas.
en las pupilas.
pupilas.
círculos, vacíos,
negros.
negros, como los
deseos
de
el corazón
olvidado.
negro como el cielo
después de que
cayó el sol
y
mató los
párpados.
después de que tu rostro
se dibujó
en las nubes
(en ese
arrebol que
resaltaba su esencia)
iridiscentes tus ojos.
peligrosos.
y por eso
-solo por eso-
me gustan.
y ya no se quién soy
o para qué soy
o por qué soy,
ni si soy.
las hojas se mueren y caen
en un vaivén de
tristes melodías
y ojos
cerrados.
escapan
despacio
los llantos
del silencio.
-que fría mañana-
que triste
noche.
sin saber que la
aterciopelada
poesía
te quiso
(tanto, tanto te quiso
como yo)
o eso creo
o eso creí.
la luz fuerte del sol
que cae
y atraviesa a los
párpados
de forma violenta, y
los desgarra
remarcando
el color en
las pupilas.
en las pupilas.
pupilas.
círculos, vacíos,
negros.
negros, como los
deseos
de
el corazón
olvidado.
negro como el cielo
después de que
cayó el sol
y
mató los
párpados.
después de que tu rostro
se dibujó
en las nubes
(en ese
arrebol que
resaltaba su esencia)
iridiscentes tus ojos.
peligrosos.
y por eso
-solo por eso-
me gustan.
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