Dulces

Fui al Touring y pedí un té.
Pude preparar dos.
Uno tenía más leche que té; el otro, mas té que leche.
El primero sabía a infancia y el segundo
al pasar de los años.

Uno es y estuvo, pero el otro está y será.

Dos brebajes para viajar en el tiempo, dando tumbos entre el futuro y el pasado, mientras los pies se enredan
y los brazos tiemblan,
tirando las bebidas,
quemándome las manos.
Sangrando incansablemente,
gritando en lenguas muertas,
derramándose
entre
los
labios.


Pero, al final, sus puñales no dañan y el recuerdo no exige
porque mis dos tés
eran igual de dulces.

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