Entenderlo.

Decime
¿Entendes el valor
de las
palabras?
¿realmente
lo
entiendes?
El de una promesa,
el de un susurro,
el de un secreto.

El valor
del verdadero peso
del alma.

¿Entendes,
de verdad,
la dulzura
al mirar
a
los
ojos?
En hundirse sin compromiso,
en soñar sin estar dormido.
En perderse en una pupila
tan,
pero tan
negra
que se ha vuelto
blanca.

En descubrir
en el iris
mil colores nuevos
cada
mañana.

No entendes
estar en la piel,
en mi piel;
no comprendes
que es
estar
vivo.

Ni las consecuencias
al estarlo.

Y como no entendes
clavas
espadas
en el
pecho;
y la sangre mana
directo
a un par de manos
que están muertas.
A un par de ojos
que me mienten
y a un corazón
que ya
no
respira.

Y como yo sangré
y manché
tus manos,
y vos no lo entendiste,
yo tampoco
respiro.

Me da risa,
entonces:
a pesar de todo
(de las heridas,
y de las verdades
y los testamentos)
seguis
sin entenderlo.
Y mi cuerpo
que ríe
y entiende
agota
el silencio.