Conceptos marchitos

Decidí decir "no me importa"
para que tu nombre  y el mío
se volvieran
conceptos
marchitos.

Y entonces los pétalos de miel
y las noches azules,
las tardes discretas
y las sonrisas matutinas

eran rutinas
de un corazón deshecho.

Tus ojos solo eran esferas
de una cotidianeidad repetitiva,
y no dos gemas castañas
transparentes
valiosas
vivas.

Tu voz era una onda auditiva:
ligeramente placentera a la escucha
ligeramente irritante
ligeramente hermosa
calma
dulce
mía.

Ya no quería tus brazos
tus manos
tu cuerpo
tu perfume
ni tus labios.

Y aún así, sin que importara,
mi alma seguía soñando.

Con los ojos de tinta
las manos de tierra
tu voz de silencio
los besos de seda

y con vos.

Porque esos conceptos olvidados
solo estaban marchitos
en un rincón de la memoria.

Y te juro,
yo lo intenté,
pero no creo poder cortar sus raíces.

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