Corazón mundano

Sólo quieren zafar, es más fácil.
Si zafan, los ojos se vuelven dos esferas transparentes con olor a cielo, que saben a mar, a deseo, a calor, y a nostalgia.
Con curiosidad felina ante los sentimientos, buscan y mueren, quieren, matan.
Y aunque escarben bajo la hoja no encontrarán, pues, algo que los despierte, porque el destino de tinta, escrito en astros metafóricos,
no está hecho para que lo entiendan
los corazones mundanos.

Y vaya corazón mundano.

Tan tierno en su inocencia y noble en la constancia, huye de si mismo y de todo aquello que sana, porque anhela conservar la sonrisa de esos seres que ya están marchitos; no necesita tener sonrisa si puede pintar las de ellos
en las pesadillas de las tardes tranquilas.

Y algún corazón mundano grita, celebra, añora
y luego despierta con la boca seca y las promesas vagas en la punta de la lengua, el olor a alcohol y tabaco en la ropa, las memorias difusas,
y la frustración de un beso no cometido.

Otro corazón mundano golpea enfadado el rostro de amores prohibidos; consume la rabia en miradas, palabras, cicatrices bien adentro. Revienta, y no mancha a nadie porque siempre se encontró sólo. Y se va a encontrar sólo en todos los siempres,
por consumirse en el no ser amado.

Después un corazón mundano gira, y gira, y gira, en puntas de ballet de yeso que le destrozan los dedos, los sueños, el cuerpo, los años; y esquiva todas las promesas rotas, los regalos, las cartitas,
los besos, los abrazos, y los te quiero.
danza interminable que sufre un corazón podrido, girando en busca de un freno que no llega nunca.

Corazón mundano te hundiste en las ternuras insostenibles de la historia, y vivís en una utopía amarga, donde pensas en el tiempo como una silueta postrado en una cama, como si fueran a pintarlo en un cuadro que no finalizará nunca. Y así sos feliz, esquivando tus propios minutos.

Es más fácil zafar, es más fácil.

Es más fácil mentirse con esos pasos falsos de baile y compañeros que traicionan, y en conspiraciones estúpidas que no surgen efecto, en confesiones borrachas que almacenas mientras ignoras las caras, y en caretas sonrientes que vacían tu vida.

Y por eso, en la curiosidad minina de los sentimientos, en la curiosidad asesina se pierden todos marchando, entre más corazones mundanos que deambulan con cadenas en el alma.

Pero no importa, porque es más fácil zafar.

¿Es más fácil?


Comentarios

Entradas populares